El gran maestro Ángel Loochkartt, figura destacada en el firmamento artístico colombiano, y con una obra pictórica con marcados rasgos expresionistas, acaba de fallecer a los 86 años. Loochkartt era barranquillero, pero su desarrollo artístico y docente lo realizó en Bogotá.

Erotismo y color

A pesar de la marcada diferencia del ambiente cultural, nunca abandonó su sentir Caribe, que se desparrama en toda su obra, la que destila sabor de baile y ambiente de carnaval, como se ve en sus conocidos “Congos”, homenaje a su tierra y a ese sentir burlesco y parrandero de toda la costa atlántica. Pero también, deja ver algo de tristeza en sus series de personajes considerados socialmente marginales, como prostitutas, bandidos y travestis, en las que podemos ver señales de insania y de arrobamiento, contrastes marcados, en medio del erotismo que los invade. Pero no solo es allí, pues en toda su obra trasluce el erotismo, tanto en la melancolía y el dolor como en el jolgorio.

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En una entrevista dijo esto, respecto a su trabajo y a su estilo:

“…Todo me viene, todo fluye verdaderamente del pensamiento y se va dando directamente, es una pintura directa, una pintura emocional; asociada por muchos a lo que es la gran escuela de los expresionistas alemanes. El maestro Leonel Góngora me decía que yo era un expresionista lírico”

Pintor, dibujante y grabador, Ángel Loochkartt se mantuvo activo hasta los 85 años -hace menos de un año- cuando se evidenció su enfermedad. 

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En 2016, realizó una exposición de obra gráfica en AtGallery en Bogotá, donde exhibió una serie de grabados en color que denominó “Los colores del tiempo, los colores de Roma”. Su última gran exposición fue una amplia retrospectiva que, como homenaje a su trayectoria, le hizo el Museo de Arte Moderno de Barranquilla, y que descolgó en mayo de 2019.  Loochkartt deja una vasta obra y un recuerdo imborrable en la escena plástica colombiana.

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Recuerdo y despedida

La siguiente nota de despedida ha sido escrita por el pintor y grabador bogotano Óscar Cerón, quien fue alumno suyo y con quien mantuvo una entrañable relación de amistad.

Ángel Loochkartt
(Mayo 19 de 1933 – Noviembre 8 de 2019)

Rememorar instantes vivenciales de impacto, eludiendo la inevitable reconstrucción de los vacíos de la memoria, nos permite alcanzar una dimensión llana y a medida. 

Ángel Loochkartt

Mi primer contacto con Ángel Loochkartt fue en el año 1975, para entonces, yo era estudiante de Bellas Artes en la Universidad Nacional de Colombia, y él mi maestro de dibujo. En aquel momento nace una amistad que perdurará altiva por los siguientes 44 años.

Difícil tarea enumerar los muchos momentos de contacto y las muchas situaciones que sorteamos juntos. Algunos viajes a Barranquilla, innumerables desplazamientos a Villa de Leyva, encuentros accidentales e insospechados, como aquel en Panamá del año 1985, cuando Ángel regresaba a Bogotá de Cuba y yo hacía lo mismo desde Costa Rica. Nuestras intensas sesiones de trabajo gráfico, en las que desarrollamos múltiples proyectos. Los distintos años nuevos, acompañados con algo de aroma etílico. Semanas y semanas seguidas durante las cuales no renunciamos al contacto telefónico. Amigos y amigas comunes. Batallas de la vida todas, que configuran conexiones intrincadas difíciles de definir, pero que ciertamente permanecen y de alguna manera trascienden. 

Dejando atrás la innecesaria lisonjería y cualquier intención apologética, común en estos casos -y algo que él no necesita-, Ángel tuvo más que ganado un lugar propio como ser integro, muy humano, siempre lleno de buen humor y ante todo poseedor de una inmensa generosidad al compartir permanentemente su pasión por el arte y la vida. Hoy me sobrepongo a la aflicción que me embarga con su partida, y me consuelo al saber que compartí y aprendí mucho de él, durante este pequeño recorrido que la vida nos regaló.

Buen viaje Angelito.

Oscar Cerón 

Noviembre 8 de 2019