Por Mauricio Trujillo Uribe* 

«Quiero demostrar que esos seis millones de colombianos que estamos archivados desde hace dos meses, no digo confinados, archivados, con menos derechos que los animales, los abuelitos… métanlos allá, los abuelitos, ya les diremos cuándo salgan… Esos abuelitos tenemos muchas cosas qué decir, tenemos muchas cosas qué hacer», respondió Daniel Samper Pizano, de 74 años, intelectual, periodista y escritor colombiano, en una entrevista radial el pasado 30 de abril, refiriéndose a una de las razones por las que aceptó volver a escribir una columna, esta vez en «Los Danieles», plataforma digital creada por los periodistas Daniel Coronell y Daniel Samper Ospina.

«La rebelión de las canas«

La polémica sobre el tratamiento de las personas mayores durante la pandemia del coronavirus ha tomado fuerza en países de Europa y América Latina bajo el título «la rebelión de las canas».1 En Inglaterra la pretensión del gobierno de prolongar la cuarentena para las personas mayores hasta que haya una vacuna disponible al público, causó gran controversia. En España se han levantado masivamente voces de ira y protesta de los mayores ante la posibilidad de que se prolongue su confinamiento: «Creer que con la reclusión se nos cuida es un error, es mejor tomar un riesgo controlado para vivir con los demás que languidecer en una soledad desesperada», «Que no se les ocurra, le recuerdo al presidente que nosotros también votamos», «Nos quitarán años de vida si nos alargan la cuarentena», son algunas de las reacciones recogidas en la prensa. 

En Francia, el anuncio del presidente de que los mayores de 65 años seguirían encerrados en sus casas después del 11 de mayo, fecha inicial del desconfinamiento, suscitó el rechazo de médicos, intelectuales y abogados, cuestionando la decisión desde el punto de vista médico, ético y jurídico. La Academia de Medicina se pronunció contra la cuarentena por grupos de edad: «La tentación simplista de gestionar este episodio por grupos de edad y de imponer a los ancianos, en nombre de su propia protección, que permanezcan confinados, no es satisfactoria». Y criticó la «amalgama» que hacen las autoridades entre los mayores y las personas con enfermedades crónicas. 

También le puede interesar: Déjenos demostrar de qué somos capaces

Ángela Merkel (64años) en Alemania, y el actual gobierno europeo, son un vivo ejemplo de que los viejos del siglo XXI no son los de antes. Aquí con uno de sus ministros. Foto Efe.

En Argentina, el gobierno de Buenos Aires dispuso que las personas mayores de 70 años deberían pedir permiso para salir. «Son medidas que, además de incómodas, denigran a los mayores», «Esta restricción parece considerar a los mayores como un sector condenable de la sociedad, un sector que molesta», «Nunca las prohibiciones de este tipo son buena idea, ésta es una medida absurda e impracticable», fueron algunas de las reacciones de personalidades y organizaciones de derechos humanos. Entre tanto, tomó fuerza la consigna «Protección SI. Prisión domiciliaria NO». 

En Colombia, sólo en caso de fuerza mayor

De otro lado, este tratamiento de encerrar a los mayores, léase enclaustrar, incuba en la sociedad un cierto ambiente de infantilización y subestimación hacia ellos, empezando por la expresión «los abuelitos» utilizada públicamente por algunos gobernantes, la cual fue retirada por las Naciones Unidas desde 2002** porque no todas las personas mayores son abuelos o abuelas, y porque nos devuelve a la mirada antigua de compasión y asistencialismo que hasta el siglo pasado se empleaba con la gente mayor. 

A diferencia de la mirada tradicional, como nos lo recordó Simone de Beauvoir cuando protestó contra la sociedad que trata a los viejos «como parias», hoy la mirada es de derechos, la comunidad mayor no sólo es beneficiaria de programas sino titular de derechos. Además, en las últimas décadas en el país y en el mundo, se ha producido un hecho importante en relación con el envejecimiento: la esperanza de vida ha aumentado, las personas mayores son más activas que antes, hacen más ejercicio, se cuidan más, se cultivan más y se ocupan más. Incluso hoy se habla de tercera y cuarta edad. 

También le puede interesar: De los 100 innovadores +70 son mayores de 52

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) les facilitan, a su vez, desarrollar proyectos personales, reciclarse y trabajar nuevos temas, socializar y participar en grupos. Los tiempos han cambiado, «los viejos» del siglo XXI no son los de antes. No es gratuito entonces que con la cuarentena total muchas personas mayores se sientan inútiles, estigmatizadas y discriminadas, al tiempo que van perdiendo su salud y ven afectada su dignidad. Afortunadamente hace pocos días Ángela Merkel declaró «Encerrar a nuestros mayores como estrategia de salida a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral». En Francia, Emmanuel Macron tuvo que rectificar, levantó la restricción. En Argentina las autoridades porteñas debieron retroceder, cambiaron la prohibición por recomendación. Y muchos gobiernos de los países más afectados por el coronavirus, como España, acaban de establecer horarios para que todos los grupos poblacionales, incluidos niños y mayores, puedan salir a la calle. Mantener por un tiempo excesivo el encierro total de las personas mayores sin permitirles salir a la calle en ningún momento, tendrá consecuencias más negativas que positivas para su salud y autoestima. Por todas las razones anteriores, es de esperar que el presidente Duque y el gobierno nacional, al igual que los mandatarios regionales y locales, reflexionen e innoven en sus medidas, y encaucen su ánimo protector con un cambio de mirada hacia las personas mayores. 

  1. La rebelión de las canas, se conoce a una iniciativa nacida en Francia -basada en el titulo del libro del mismo nombre (Planeta, 2018) de los españoles Iñaki Ortega y Antonio Huertas-, y fue creada como protesta a la extensión del confinamiento y que en la plataforma Change.org ha recibido el apoyo más de 50.000 personas en pocos días. «La rebelión de las canas», tiene un lema contundente y directo «¡No nos confinen a los mayores de 65 más tiempo que a los demás!» Como consecuencia de ésto el presidente Macrón tuvo que ceder y dejarlo como no obligatorio. Algo similar está sucediendo en España, latinoamérica y otros países del mundo. (Nota del Editor)

2. En la Segunda Asamblea Mundial sobre envejecimiento y vejez en Madrid-España.

*Mauricio Trujillo Uribe fue Alto Consejero Distrital de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones para Bogotá e Ingeniero de Investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Consultor en temas de Ciudad Inteligente. Publica un blog de opinión, llamado agoradeldomingo.com.