Mayores de 50: dificultades para conseguir empleo

Las personas que pierden su empleo y quieren volver a emplearse pero son mayores de cincuenta años tienen, generalmente, dificultad para hacerlo. Y no pueden evitar pensar que su edad es parte del problema. A pesar de tener idoneidad, experiencia y capacidad profesional, después de haber intentado en múltiples oportunidades enviar su hoja de vida y no ser tenidos en cuenta, empiezan a perder la seguridad en sí mismas.

Los trabajadores mayores de 50 (hombres y mujeres) tienden a ser despedidos con más frecuencia; se les contrata menos debido a las muchas percepciones o paradigmas que existen acerca de ellos. Algunas de esas percepciones dicen, prejuzgando, que los trabajadores mayores no se pueden capacitar tanto, que son menos creativos y que no les interesa la tecnología o las redes sociales y que tienden a enfermarse más frecuentemente que los más jóvenes.

Se les considera “animales de costumbres” y que no tienen flexibilidad frente a situaciones conflictivas. Existen preocupaciones acerca de su energía física y su estado mental. Estos son algunos prejuicios y generalizaciones que no necesariamente corresponden a la realidad. Sería un equivalente a decir que todos los jóvenes, por ser jóvenes, son drogadictos y rumberos y por tanto son poco confiables.

Karen Uhlenbeck, (77 años) a quien le fue otorgado recientemente el Premio Abel, considerado el Nobel de las matemáticas.

La tecnología y los adultos mayores

Uno de los prejuicios que enarbolan los que están en contra de contratar personas maduras es su “analfabetismo tecnológico”. En la actualidad, todos tenemos a la mano servicios como correo electrónico, redes sociales, GPS, motores de búsqueda y apps especializadas en nuestros teléfonos inteligentes y tabletas. Por tanto, nadie desconoce su capacidad y utilidad.

La utilización de estos servicios con sentido práctico, con posibilidad de discernimiento frente las búsquedas y su respectiva profundización, la tienen las personas que se pueden centrar en contenidos específicos y que saben utilizar los resultados con criterio y sin distraerse por temas de moda o de “tendencia”. Por tanto es un prejuicio decir que por ser “mayor” se es “incapacitado tecnológico” o que su capacidad de aprendizaje es menor y que la tecnología solo la entienden y la manejan los que nacieron en esta época (nativos tecnológicos).

Recordemos que somos parte del rompimiento generacional y crecimos con el rock y los sintetizadores. En Colombia, desde 1990 se están utilizando computadoras, dispositivos y programas con aplicaciones específicas según la profesión, de manera que quienes hoy tenemos 50 a 60 años, en ese momento teníamos 25 a 30 años, edad de pleno desarrollo de trabajo y por tanto hemos vivido y experimentado ese escalamiento y exigencias tecnológicas, algunos incluso, fuimos formadores en tecnología.

No por tener más de 50 años nos volvemos inútiles o dejamos de ser creativos, productivos, eficientes o innovadores en nuestro trabajo. Todavía somos capaces

 

Adriana Ocampo Urías (64 años) científica colombiana, monitoreando la sonda Juno, que explora el planeta Venus. Foto NASA.

Educación

No es extraño ver cada vez más profesionales mayores de cincuenta que asisten a especializaciones, maestrías, cursos o capacitaciones en procesos o herramientas tecnológicas porque así lo exige su profesión y/o su cargo o simplemente por su propio gusto de actualización y mejoría. Los emprendedores jóvenes o mayores deben formarse y conocer los recursos y herramientas tecnológicas para adaptarlas a sus propios negocios, son indispensables. Tampoco pueden darse el lujo de desconocer sobre marketing digital y su importancia para cambiar estrategias de ventas y promoción de  productos y servicios tanto en físico como en línea, de cualquier empresa en la actualidad.

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Las fotografías en la hoja de vida

Los sitios de búsqueda de empleo en Colombia como buscojobs.com.co, elempleo.com, zonajobs.com, Linkedin o Computrabajo, exigen colocar la fotografía y la fecha de nacimiento del interesado en su hoja de vida, a pesar de conocer sobre la probable discriminación por edad o apariencia que genera en los reclutadores de las empresas. Es el primer filtro para ser tenido en cuenta en cualquier empleo. Sitios como Kickresume sugieren que no se ponga fotografía excepto si es actor o modelo para evitar dichos prejuicios. De hecho en México, desde hace algunos años, no se exigen esos requisitos. Pero en Colombia no se admite ninguna hoja de vida sin foto ni edad. En el caso de las mujeres es más evidente este filtro discriminatorio.

Aún en empleos que generen riesgo, las personas mayores de 50 están capacitada física y mentalmente para ejercerlas

Déjenos demostrar de qué somos capaces

Los puestos de trabajo se otorgan a trabajadores más jóvenes porque trabajan por menos dinero, tienen menos exigencias y están recién capacitados, así no tengan experiencia alguna y eso es natural y entendible. Sin embargo, a las personas mayores de 50 años ni siquiera les permiten una posibilidad de confrontación de conocimientos y capacidad profesional con candidatos menores porque NUNCA son llamados a entrevista sólo por su edad o apariencia (ver: fotos en hojas de vida).

Nos dicen que montemos nuestro propio negocio pero no todos tenemos posibilidad económica o ahorros suficientes o simplemente no nos interesa tener negocio propio, por eso queremos tener la posibilidad de emplearnos en lo que conocemos bien para aportar a otros nuestra experiencia y capacidad de trabajo.

En otras sociedades los viejos o mayores son referentes o consultores para la resolución de todo tipo de problemas, por tener la sabiduría y la experiencia que sólo dan los años.

Lo que buscamos con estas reflexiones es mostrar que las personas maduras podemos trabajar con la misma intensidad y calidad que cualquier otro colega de menor edad. Solo pedimos que nos den la oportunidad de demostrarlo y que no nos discriminen sólo por ser “mayores”. No por tener más de 50 años nos volvemos inútiles o dejamos de ser creativos, productivos, eficientes o innovadores en nuestro trabajo. Todavía somos capaces.