Christine Legarde:
Mano dura con guante de seda en las finanzas mundiales

En éstos dos artículos estamos destacando los perfiles de las nuevas estrellas del firmamento político europeo: Christine Lagarde, nueva Presidenta del Banco Central Europeo (BCE) de quien nos ocuparemos hoy, y Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, a quien nos referimos en el anterior artículo.

Ambas, políticas y ejecutivas experimentadas y feministas, que luchan por la equidad de género y el respeto laboral de la mujer. Ambas, de temperamento fuerte pero moderadas, que dejan tras de sí administraciones eficientes aunque también algunas intrigas que no logran empañar su buen manejo y dirección. Éstas son las dos mujeres que tendrán a su cargo las riendas de Europa.

A Christine Lagarde le espera una difícil gestión en el Banco Central Europeo.

Las mujeres (maduras) se están haciendo más visibles y están liderando algunas instituciones de relevancia regional y mundial; cada vez vemos más presidentas y primeras ministras alrededor del mundoDe ahora en adelante veremos, cada vez más, el lado femenino de la política y las finanzas mundiales.

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Lagarde, estudiosa y deportista

Christine Lagarde (Christine Lallouette, nombre de soltera) nació en París el 1º de enero de 1956 (63 años) pero creció en Le Havre, ciudad portuaria al norte de Francia, en donde pasó su adolescencia. Es la mayor de cuatro hermanos y la única mujer, por lo que se acostumbró a lidiar con la competencia con los hombres.

Gran deportista en su juventud, la natación será su deporte preferido, tanto que lo mantiene cerca a donde vaya, pues su casa siempre debe tener una piscina o no estar muy lejos de una. Practicó la natación a nivel competitivo durante varios años e incluso llegó a ganar una medalla de bronce en los campeonatos franceses de nado sincronizado. La práctica de este deporte le dió una formación disciplinada y austera. 

Lagarde con el presidente francés Emmanuel Macron, uno de sus padrinos políticos. Foto AFP

Pionera como mujer en altos cargos 

A los 18 años ganó una beca para estudiar en EE.UU. Sus estudios en derecho y su inquietud profesional la llevaron a vivir a Chicago, donde se unió en 1981 a uno de los más reconocidos bufetes en USA, Baker & McKenzie, del que llegó a ser su directora 18 años después (1999), siendo la primera mujer en hacerlo. Y no fue la única vez que fue pionera. Fue Ministra de Comercio (2005) y posteriormente Ministra de Agricultura (2007) en donde solo estuvo un mes, pues aceptó acompañar a Nicolás Sarkozy en el cargo de Ministra de Economía y Finanzas, siendo también la primera mujer en ocuparlo. En 2008, presidió el Consejo ECOFIN, integrado por los Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea desde donde ayudó a promover políticas internacionales relacionadas con la supervisión y la regulación financiera y el fortalecimiento de la gobernanza económica mundial. Presidió, a comienzos del 2011 el G-20 por delegación de su gobierno, y desde allí puso en marcha una amplia agenda de trabajo sobre la reforma del sistema financiero internacional.

Lagarde y su sucesora en el cargo de Directora-Gerente del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, quien fuera su Consejera delegada.

De allí saltó, por efecto de su trabajo anterior, y con el apoyo de Macron, a Directora-Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), a finales de ese mismo año, cargo en el cual estuvo hasta mediados de 2019, siendo nuevamente, la primera mujer en presidir ésta organización (siguiendo sus pasos, y con su anuencia, la sustituye la búlgara Kristalina Georgieva, de 66 años). Allí realizó una gran labor, dejando huella por su sentido disruptivo, que generó más de un escozor en los economistas clásicos partidarios de la austeridad y la disciplina fiscal, al proponer e implementar políticas de incentivo al consumo para poblaciones de ingresos medios y bajos, como respuesta a las crisis fiscales de los países.

Su próximo desafío

Y ahora, será la primera mujer en dirigir el BCE en reemplazo del economista italiano Mario Draghi, de 72 años, quien al conocer su elección, dijo “estar seguro de que será una presidenta “espectacular”. Y digo esto con el conocimiento que da el conocerla desde hace más tiempo del que ella y yo nos gustaría recordar”. Y, según el consejo de gobierno del BCE: “Es una persona de reconocido prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios”.

Compartiendo con Mario Draghi, su antecesor en la Presidencia del Banco Central Europeo.

El saliente director, de gran trabajo pero relativa credibilidad y resultados, deja el cargo en un momento delicado, con futuro reservado y las tasas de interés en 0% que preocupan a los especialistas, por tender a ser negativas, y más con una inflación baja, lo que podría llevar a una real crisis monetaria. Un nuevo reto que no intimida a esta abogada, a quien le critican el hecho de no tener formación en economía monetaria sino financiera; aunque su papel tanto en el Ministerio de Economía como en el FMI, ha tenido que ver, en muchas oportunidades, con el manejo de políticas monetarias. Por su capacidad de resolver conflictos y por su fuerte temperamento creemos que este encargo no le quedará grande.

“Exceso de testosterona” en empresas

Desde su experiencia de mujer pionera en altas posiciones, ha luchado por la equidad de género en cargos directivos, tanto que, siendo ministra le preguntaba a todos los presidentes de empresa que iban a verla: “¿Cuántas mujeres hay en el Consejo de su empresa?”. 

En esta reunión del G20/2018 en Argentina, se evidenció el desequilibrio de género en la dirigencia mundial. Solo aparecen dos mujeres: Theresa May, Premier del Reino Unido y Christine Lagarde, en ese momento directora del FMI.

Cree que los problemas empresariales vienen en muchos casos por “exceso de testosterona” refiriéndose al manejo dado por los hombres. En una entrevista para el diario The Telegraph de Londres sentenció: “Las mujeres solemos convertirnos en líderes en los momentos más riesgosos, como si después de todo, el sistema admitiera depositar su confianza en nuestra capacidad de resolver los problemas”. Elegante pero sencilla, esta mujer de 1.80 de estatura se distingue por su sobriedad en el vestir. Gustos caros pero sin estridencias. Es vegetariana y la seduce el chocolate. 

Madre de dos hijos de su primer matrimonio con Wilfried Lagarde, del cual conservó su apellido. De su relación actual con Xavier Giocanti, dice con gran sentido del humor, que es un viejo amor de juventud a quien ve solo una vez al mes y de quien asegura que “es el encargado de equilibrar mi PIB (Placer Interno Bruto)”. Se mueve por los idiomas con fluidez pues desde pequeña aprendió latín y griego, domina el inglés, el español y obviamente el francés, su lengua natal. 

Desde hace más de 10 años, ha sido destacada por varias revistas como Time, Fortune y Forbes, como una de las mujeres más poderosas e influyentes del mundo, pero para Lagarde esto hay que justificarlo día a día «El éxito nunca está completo», dijo recientemente a un periódico francés. “Es un combate sin fin. Cada mañana uno debe poner a prueba sus capacidades”.

Algo más (o menos) sobre Christine

Solo debemos hacer una mención menos positiva dentro de su conducta directiva que está relacionada con nuestro grupo etario, y se refiere a que la señora Lagarde ha propuesto dentro las políticas y fórmulas que impone el FMI en sus préstamos a países, que se aumente la edad de jubilación. Ha dicho, asimismo, con un tono de sentencia, que “la vejez es una amenaza para las finanzas públicas y privadas” y propone un recorte de las pensiones, así como un aumento en las cotizaciones, algo que ya ha generado reacciones, particularmente en Argentina; sugiere además, la cesión del manejo de pensiones por asegurabilidad privada “ante la posibilidad de que la gente viva más de lo esperado”.

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Aunque es real que como consecuencia de los avances tecnológicos y de la medicina se ha aumentado la edad promedio de la población en el mundo, su posición es discutible. Debe entender que trabajar más de 35 años para poder pensionarse es un agobio y una presión, especialmente si sabemos que el mercado laboral se abstiene de contratar personas mayores de 50 años “por baja productividad”, con lo cual, pensionarse se hace aún más difícil. A pesar de esto, en la UE, once (11) países entre ellos Italia, Suiza, Alemania, Finlandia y España subieron la edad de jubilación a 67 años. Curiosamente en Francia, su país, se mantiene en 60 años (m) y 62 años (h).