“Cuando yo elaboro mi trabajo lo hago con todo el amor que yo siento al trabajo, al arte. Entonces siento la alegría cuando hago cada pieza que nace dentro de mí. En sí, cada una de las figuras que yo hago, siento que son mis hijos.”

“Me gusta imaginar y lo que imagino lo plasmo (en barro), eso es lo que me hace ser original”

 Rosa María Jeréz.

Metida en el barro desde pequeña

Desde muy niña, Rosa María Jeréz (Ráquira, Boyacá, 1962), jugaba con barro; luego, más grandecita, ayudaba a su madre a amasarlo y a elaborar vasijas, pero esa no era la vida que ella quería, porque veía lo duro que trabajaba su madre y la miseria en la que vivían. Empero, el destino la volvería a involucrar con el barro. 

“Desde el primer trabajito que hagan lo mejor es no quitarles, porque a los niños no se les puede prohibir o quitar, para que así le vayan cogiendo amor al trabajo, que se encariñen.”
Otilia Ruiz de Jeréz.

Hace más de 35 años que Rosa María volvió a su natal Ráquira -después de una no muy buena experiencia citadina- a casa de su madre, Doña Otilia, a ayudarle nuevamente en su trabajo de artesana de vasijas de barro utilitarias como chorotes, pailas o cazuelas. Sin embargo, la penosa situación que vivían y el bajo precio que pagaban por su trabajo, las obligó a repensar lo que estaban haciendo y comenzaron a hacer “morracos” como ellas mismas los llamaban: pesebres, imágenes de cristos campesinos -con ruanas-, casitas típicas, iglesias, entre otros, con los cuales empezaron a darse a conocer y a diferenciarse en los mercados de artesanías de Villa de Leiva y Ráquira. Posteriormente, vinieron los San Antonios, que fueron un reto que le propuso alguien y que finalmente, logró construir y fue su “caballito de batalla”, el que les proporcionó más de una satisfacción, porque comenzaron a multiplicarse los pedidos. 

El origen de las Otilias

“Cuando veíamos las figuras en la iglesia y le preguntaba a mi mamá cómo las hacían, entonces ella me decía que era que los modelaban en un material que se llamaba yeso, que (se) hacían (en) unos moldes; me decía que el yeso era blandito como el barro. Cuando ella me dice: ‘como el barro’, (yo me preguntaba) entonces , ‘¿por qué no hacen las vírgenes de barro?’”

Como consecuencia de su devoción y su curiosidad, surgieron las vírgenes. Los días en que Rosa María, siendo todavía muy niña, iba a la iglesia y participaba en las procesiones, al ver las imágenes de la virgen y de los santos siempre los imaginaba como “muy reales” y esto le gustaba. Fue cuando le surgió la pregunta a su madre (ver destacado) y su respuesta le dejó una inquietud latente. Cuando creció, recordó esa anécdota y de allí surgió la idea de hacerle un homenaje a la virgen con el barro, a su manera. Entonces diseñó las primeras piezas. Comenzaron, junto con su mamá y su hermana mayor, a realizarlas muy sencillas aunque un poco toscas. Con el tiempo fueron refinando las formas y la manera de hacerlas. Por las expresiones, la variedad de formas, la decoración y la forma redonda de su cara, la gente empezó a reconocerlas, y como la cabeza visible del clan era doña Otilia, así las identificaban. Ahora Rosa María las tiene registradas y se convirtieron en su marca propia, como homenaje a la que también fue su gran maestra. Hoy son reconocidas en todo el mundo.

Las Otilias son figuras de vírgenes que están construidas una a una, sin moldes, cada una es única, de manera que todas tienen su propia identidad: vestidos, decoraciones, coronas, expresiones, mantos, pedrería, colores, las hacen diferentes una de otra, pero conservando siempre su estilo. Una de éstas Otilias, la Virgen del Carmen, fue el regalo oficial que el gobierno de Colombia le entregó al Papa Francisco en 2013, con motivo de la canonización de la madre Laura, la única santa que tiene el país. Ésta es la mejor representación de la auténtica imaginería colombiana en el Vaticano.

«Que una de mis artesanías repose en el Vaticano es una bendición para mí y sé que esto también va a traer muchas bendiciones para mi país, para Colombia.” dice orgullosa Rosa María.

Las Otilias representan a todas las vírgenes conocidas: La Virgen de Guadalupe, la del Carmen, la de las Mercedes, la de los Dolores, la del Rosario, la Rosa Mística, entre otras, que son elaboradas con riqueza de detalles ornamentales y simbólicos y en diferentes tamaños. Por ejemplo, la Virgen del Carmen que le entregaron al Papa mide 70 cm; en otra ocasión, realizaron con su hermana una de la virgen de los Dolores (La Dolorosa) de tamaño natural para un evento especial en Ráquira. También tiene miniaturas de 7 centímetros. Ella las vende directamente en su taller o en las ferias a donde asiste y recalca que las que ofrecen en el pueblo son copias.

Las manos laboriosas de Rosa María

Es por esto que aparecen en colecciones como la del Museo Smithsonian, o en cotizadas colecciones particulares. Cuenta Rosa María que muchas personas las tienen como imágenes de adoración y rezo, e inclusive ¡ha recibido agradecimientos por favores recibidos! 

Reconocimientos y exposiciones

Fue invitada por Procolombia y Artesanías de Colombia a Washington, la capital de Estados Unidos, en el 2011, dentro del grupo de los cien artistas más destacados del país que asistieron al Smithsonian Folklife Festival. Recibió la Medalla a la Maestría Artesanal en el año 2005, cuando cumplió 25 años como alfarera. Ha dictado talleres a estudiantes de artes y diseño en la Universidad Nacional y también para otras universidades como Los Andes y la Javeriana (ella que humildemente reconoce que «escasamente hizo la primaria»), y ha participado en diferentes exhibiciones y ferias como expositora y tallerista, tanto en Colombia como en otros países, entre ellos México, reconocido también por la maestría de sus ceramistas.

Rosa María en plena labor. Foto tomada del libro-catálogo de la exposición «Grandes Maestros de la cultura popular». Banamex

Rosa María Jeréz participó en una de las más grandes exposiciones que se han hecho sobre arte popular, denominada “Grandes maestros del arte popular de Iberoamérica 2007-2012” patrocinada por el Banco Nacional de México, Banamex, a través de su fundación Fomento Cultural Banamex. De ella hacen parte los mejores exponentes del arte popular de latinoamérica, España y Portugal. Esta exposición se inauguró en 2013 en México. En Colombia tuvimos el privilegio de ver esta gigantesca muestra en el Museo de Arte Moderno-MAMBO, a finales de 2013. También estuvo en Brasil, Perú, España, Portugal, Argentina, entre otros países. De allí surgió el libro- catálogo del mismo nombre, que es también un directorio. Este libro (dos tomos) es un referente para conocer sobre el arte popular Iberoamericano actual. 

Campesinas y otros «morracos»

Pero no solo de Otilias vive Rosa María. También hace composiciones escultóricas de diferentes motivos como la fuente-lámpara que describe los oficios de su tierra, o las fiestas de su región; o campesinas de grandes trenzas que trabajan y cargan a sus bebés en la espalda, en su pañolón, que nos recuerda la dureza del ser campesino sobre todo para la mujer, retratando su propia experiencia; o exaltando el caballito de Ráquira con campesinas montadas en él; o vasijas que nos evocan algunas de uso ceremonial elaboradas por nuestros ancestros prehispánicos, entre la gran variedad de piezas que surgen de la imaginación y las manos de esta prolífica artesana.

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A pesar de todo este recorrido y trabajo, Rosa María no deja de lado a su familia: es la orgullosa madre de cinco hijas a quienes les ha transmitido todo su conocimiento y amor por el barro, tal como lo hizo su madre, Otilia Ruiz, de quien recibió este legado, que ahora en sus manos, maravilla por su originalidad y creatividad. Y ahora con sus nietos, con los que disfruta jugando a descubrir y respetar la tierra y a volver a jugar con el barro, ese con el que construyó su historia.

Rosa María a los 57 años, sigue muy activa al frente de su empresa, ahora con la compañía y colaboración de sus hijas. Participa todos los años, como lo ha hecho en los últimos 25, en las principales ferias artesanales del país, siempre como invitada especial. Y es ella en persona -con la sencillez que la caracteriza-, la que recibe y atiende amablemente a cada uno de los visitantes y compradores, contando la historia de sus “Otilias” a quien tenga curiosidad de saberla. Otro de sus anhelos es conocer más países que espera se pueda cumplir en los próximos años por cuenta de la trascendencia que ha tenido su trabajo.

Referencias

https://amigosgrandesmaestros.org/artesano/rosa-maria-jerez/

https://canaltrece.com.co/noticias/de-pura-cepa-otilias-virgenes-de-raquira/

https://www.elpais.com.co/colombia/rosa-maria-la-artesana-que-hizo-la-virgen-que-santos-le-regalo-al-papa.html