Por John Brian Cubaque Rey*

La artista plástica e investigadora colombiana Beatriz González (1931) ha sido crítica permanente del poder, sus excesos y su parafernalia, los que han sido temas recurrentes en su obra, con su particular estilo pop en el que hace uso de la fotografía de prensa que luego reconvierte en gráfica. Pero en los últimos años, su relación con la muerte y el duelo, producto del conflicto armado que vive el país, así como sus inevitables secuelas, que han generado el rompimiento de familias, desplazamiento, desapariciones, secuestros, torturas, masacres, asesinatos selectivos a través de sicarios -delitos que casi siempre quedan impunes-, esas consecuencias y secuelas forman ahora parte esencial de su obra reciente.

Bruma

Su actual exposición en el espacio Fragmentos, Bruma, contiene todo eso: ella se centra en el dolor, en la pérdida, en el duelo, en la angustia de familiares y allegados frente a la dura realidad. Son seres anónimos que no solo lloran sus muertos sino que tienen que trasegar con sus restos, sea reclamándolos (desaparición forzada) o enterrándolos, con la dificultad y la estigmatización que eso implica en los territorios frente a los violentos.

Foto JBCubaque

El recorrido se inicia con los lienzos de las salas de entrada: siluetas borrosas en tonos verdes, ocres y tierra -que describen el campo colombiano- cavando fosas en la tierra; otros con nítidas líneas amarillas que atraviesan a personajes difusos y que no son más que la emulación de escenas del crimen, que a su vez, representan esa búsqueda infatigable de restos de familiares en algunas fosas comunes encontradas a lo largo y ancho del país; de personajes, hombres y mujeres, que parecen no querer ser reconocidos en medio de su tragedia, su angustia y su duelo; seres anónimos que cargan, además de sus muertos, con su pena y su dolor, armados solo con herramientas que antes han servido para arar y que ahora son utilizadas para cavar sus tumbas.

«A posteriori»

Cuando se entra al salón principal de la exposición, se siente un escalofrío al ver ese gran montaje de urnas funerarias, de casi 7 metros de alto que recubre las cuatro paredes del amplio recinto: «A posteriori», es la réplica de algunas de las imágenes de las Áuras anónimas, esta vez con fondo amarillo y textura de cemento. Elaboradas en papel de colgadura, son la versión palpable y cercana de esas urnas cubiertas de lápidas con imágenes tristes de enterramientos y de traslados de cuerpos que componen la intervención original. Es envolvente, impresionante y conmovedora.

A posteriori. Evocación de Áuras Anónimas, intervención en los columbarios del Cementerio Central de Bogotá. Foto JBCubaque

El escenario en donde se encuentra la exposición no hace más que reforzar el contenido doloroso y de duelo de la obra de González, pues es un contramonumento ideado para señalarnos que esto no puede seguir ocurriendo y que todos debemos aportar para pararlo. Este espacio de arte y memoria fue creado por Doris Salcedo como parte de los acuerdos de paz y realizado por mujeres víctimas del conflicto armado, bajo su orientación.

“Bruma” es la summa de sus últimas intervenciones y exposiciones. “Auras anónimas”1 (2009); “Cinta amarilla” (2020), en la que su obra se encuentra entre cintas amarillas que limitan su acceso; “Paisajes nacionales” (2019), en donde inicia su serie de tumbas y personajes brumosos y que incluye una serie de carteles con mujeres víctimas de violencia y en estado de duelo. Esta última, realizada en Bogotá y Zurich, incluyó una intervención con más de 500 de estos carteles pegados en las calles.

Auras Anónimas. Esta es la intervención de Beatriz González en los columbarios del Cementerio Central de Bogotá. Foto Museo de la Memoria

Después de las retrospectivas en Burdeos, Berlín, Madrid, EUA y Colombia entre 2017 y 2021, así como su participación en la gran exposición Another Energy: Power to continue challenging realizada en el Mori Art Museum de Japón, junto a otras 15 destacadas artistas mujeres, activas y mayores de 70 años, en 2021-2022, y a sus casi 90 años (los cumple el 16 de noviembre) sigue tan activa o más que en sus inicios. Su vitalidad artística es realmente abrumadora.

Vale la pena volver al centro para ver esta muestra de realidad de país. La muestra estará abierta hasta mayo de 2023.

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Fragmentos

“Bruma”, se presenta en la casa Fragmentos. Esta sala de exhibiciones, fue creada por Doris Salcedo como un contramonumento, pues no es una exaltación de nada ni de nadie, es un homenaje a las víctimas del conflicto armado de todas las épocas; es un recorderis de esos años de violencias que no deben repetirse. Tiene su génesis en las armas que entregaron las guerrillas de las FARC cuando se acogieron al proceso de paz durante el gobierno de JM Santos y que se reconvirtieron en baldosas. Representa el dolor sufrido por las mujeres víctimas de violencias sexuales y políticas ejercidas tanto por las propias Farc, como por otros actores armados.

Todas las baldosas metálicas del piso por donde usted se desplaza para ver las exposiciones, fueron elaboradas a partir de la fundición de esas armas, por mujeres víctimas del conflicto armado, quienes en un acto de catarsis, martillando su dolor, las ayudaron a moldear, dirigidas por la gran artista conceptual colombiana.

Carrera 7 # 6b – 30, Bogotá, D.C., Colombia. De martes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. Entrada gratuita

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**John Brian Cubaque (1954) es Diseñador gráfico, especializado en diseño editorial y docente universitario. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia nacional de noticias CIEP. Actualmente es editor de quintopiso.net, pagina dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 60 años.

1. La monumental intervención emprendida por Beatriz González desde el 2009 llamado Áuras anónimas, realizada sobre los columbarios o antiguas fosas comunes del cementerio Central, sitio en donde se dice que fueron enterrados cientos de muertos del 9 de abril de 1948, y en donde se acostumbraba depositar los cadáveres de personas no identificados o NN, fue el lugar perfecto para llevar a cabo su gran obra conceptual relacionada justamente con esos muertos anónimos y con esos entierros frustrados que ha dejado la ya bastante extendida en el tiempo, violencia colombiana. Esta obra, que cubre más de 8.000 urnas de los cuatro bloques funerarios o columbarios de la zona B del Cementerio Central de Bogotá, fue la referencia del gran montaje realizado por Beatriz González en el recinto Fragmentos en Bogotá.

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