Por John Brian Cubaque Rey*

Poema de trascendencia

Tener un buen recuerdo de alguien que se ha ido, es lo que hace que éste trascienda. Tenerlos presentes a través de los objetos, las fotos, los espacios, los momentos compartidos, buenos, bellos, regulares, dolorosos, que compartimos con ellos, los mantienen vivos. No se trata de idolatrías sino de sentimientos. Manejar adecuadamente el dolor de la pérdida no sólo nos puede dejar un bello recuerdo sino que puede ser un incentivo de vida. Este hermoso poema de Marguerite Yourcenar que traemos hoy a ustedes, es un monumento a la trascendencia, a la superación del dolor de ausencia a partir de entender que tenerlos en nuestros recuerdos, como faros, como guías, mantiene viva su memoria.

«…te llevo conmigo / Como una lámpara de oro para alumbrarme el camino…«

Somos lo que somos no solamente por nosotros, también por quienes han impactado nuestra vida, por quienes de diferente manera han aportado a nuestro crecimiento: abuelos, madre, padre, novias, esposas, amantes, hermanos, hijos, amigos, profesores… Todos, poco o mucho, han ayudado a moldear nuestro ser, han sido parte de nuestro camino, han alegrado y alumbrado nuestro trasegar.

«…Nada, ni el tiempo ni la edad ni otros amores, / Impedirá que hayas existido«

Las personas que uno quiere no se dejan de querer solo porque desaparecen. El amor trasciende. Los afectos se mantienen si han sido verdaderos y entregados sin cortapisas, con sinceridad. La muerte nos deja, en algunas ocasiones, vacíos difíciles de llenar pero que manejados con prudencia, con respeto, con sentido positivo, pueden llegar a ser incentivos de vida, motor de acción. Por todo esto, creemos que este poema será compañero de muchas, tesoro de otros y guía de los demás.

«Aún vives un poco porque yo te sobrevivo«

Aún vives en mí

Nunca sabrás que tu alma viaja

Dulcemente refugiada en el fondo de mi corazón,

Y que nada, ni el tiempo ni la edad ni otros amores,

Impedirá que hayas existido.

Ahora la belleza del mundo toma tu rostro,

Se alimenta de tu dulzura y se engalana con tu claridad.

El lago pensativo al fondo del paisaje

Me vuelve a hablar de tu serenidad.

Los caminos que seguiste, hoy me señalan el mío,

Aunque jamás sabrás que te llevo conmigo

Como una lámpara de oro para alumbrarme el camino

Ni que tu voz aún traspasa mi alma.

Suave antorcha tus rayos, dulce hoguera tu espíritu;

Aún vives un poco porque yo te sobrevivo».

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Marguerite Yoursenar. Foto: Grendel Bernhard

Marguerite Yourcenar

La poeta, ensayista, novelista e historiadora belga de origen francés, Marguerite Antoinette Cleenewerck de Crayencour, nació en Bruselas el 8 de junio de 1903. Huérfana de madre, quien murió por complicaciones en su parto, fue educada por su padre, Michel-René Cleenewerck de Crayencour, quien tenía 50 años cuando ella nació, y el que fomentó en ella el interés por la literatura. Nunca fue a una escuela formal, fue educada por preceptores y por su propio padre quien orientó sus lecturas. Publicó, patrocinada por él, su primera colección de poemas en 1921, bajo el título El jardín de las quimeras, firmando como Marguerite ‘Yourcenar’ -anagrama de su apellido inventado con su padre, que siguió utilizando en sus siguientes obras y que al nacionalizarse en USA en 1947 oficializó como su nombre-, así como una segunda colección de poemas publicada en 1922 denominada Los dioses no han muerto.

En 1938 publica dos libros, Los sueños y las suertesCuentos orientales, y en en 1939, El tiro de Gracia, escrita en un mes. Una de sus obras más conocidas, Memorias de Adriano fue publicada en 1951, con un gran suceso y posteriormente traducida a todos los idiomas. Otra de sus grandes novelas es Opus Nigrum, publicada en 1968. Yoursenar fue una prolífica escritora. Algunas de sus obras fueron adaptadas para el cine. Fue la primera mujer miembro de la Academia Francesa.

Tuvo una larga relación con la traductora norteamericana Grace Frick, quien la invitó a Estados Unidos para resguardarse de la guerra en Europa en 1939, y con quien estuvo hasta la muerte de ella en 1979. Continuó escribiendo hasta su muerte en 1987 a la edad de 84 años. Dos de sus obras, Peregrina y extranjera y Una vuelta por mi cárcel, fueron publicadas póstumamente.

El poema que publicamos hace parte del poemario Las caridades de Alcipo de 1956 y corresponde al poema VII de los «Siete poemas a una muerta».

«Marguerite Yourcenar nos muestra la trágica y sensual verdad del hombre, dándonos una deslumbrante visión de su grandeza y su miseria, de su belleza y su abyección, sumido en obsesivas interrogantes, acicateado por el contradictorio fuego de la pasión, efímero y eterno como el río griego.»

Humberto Saldaña Pico

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Quintopiso.net es una publicación digital dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de las personas mayores de 50 años. Sus contenidos buscan incentivar la actividad intelectual y física de esta franja etaria y promover la vejez activa y sana.

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*John Brian Cubaque (1954) es Diseñador gráfico, especializado en diseño editorial y docente universitario. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia nacional de noticias CIEP. Actualmente es editor de contenidos en quintopiso.net, pagina dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 50 años.

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