
La compasión es solidaridad y empatía. Ilustración JBCubaque-quintopiso.net
Por: Lizeth Ivonne Durán Herrera* / Quintopiso.net
Esta época de globalización, crisis económicas, conflictos sociopolíticos, desconexión entre personas e hiperconexión tecnológica, ha traído como consecuencias inevitables: incertidumbre, exclusión social, falta de afecto, aislamiento, entre otros factores, que impactan profundamente las distintas facetas de la vida cotidiana y colectiva. Deviene entonces, en desesperanza, apatía, desconsuelo, indiferencia y soledad, entre otras manifestaciones que afectan ostensiblemente la vida de las personas.
Así las cosas, cabe preguntarse: ¿Cómo se puede reconstruir la esperanza?, ¿Cómo se pueden tejer vínculos sociales que ayuden a sostenerse los unos a los otros? ¿Qué se puede hacer para enfrentar estos desafíos de forma colectiva?
En este contexto surge una fuerza transformadora y reparadora como respuesta común: La compasión, entendida como:
“El sentido básico de cuidado, sensibilidad y apertura hacia el sufrimiento propio y de los demás, y la intención genuina de prevenirlo o aliviarlo” (Gilbert, P. 2017).
Es decir, no es solo reconocer que el otro sufre, sino también ponerme en contacto con mi propio sufrimiento y darle un lugar; reconocer que el sufrimiento hace parte de la experiencia humana y que cada uno lo vive de diferente manera, que podemos acompañarnos y, en el marco de una “humanidad compartida”, responder cuidando y siendo sensibles a su dolor.
La compasión como práctica transformadora
La compasión no solo alivia el dolor, reconstruye el tejido social. Según estudios recientes, como el de Georgiou Pheaneas (2024), la compasión contribuye significativamente a reducir el estrés, la ansiedad y a promover la conexión personal y colectiva; apoya la salud física y mental; es una manera de responder personal y socialmente a las exigencias del entorno.
La compasión requiere estar en el momento presente, habita en lo cotidiano, en la escucha activa del que lo necesita, en la mirada cálida, en la voz suave, en el acompañamiento sin prisa, en la amabilidad que trae consuelo, es también valentía y coraje, es oponerse a la injusticia, es estar decididos a proteger al más vulnerable, es salvaguardar la esencia propia para ponerla luego al servicio del otro.
La compasión está presente en diferentes contextos: para propiciar climas laborales más humanos y saludables; generando entornos protectores que mejoran la experiencia de todos los que están involucrados: las personas se sienten acompañadas y sus redes de cuidado se fortalecen.
La compasión y el cuidado
El cuidado está mediado por la compasión en una estrecha relación que cobra sentido en lo humano, no en el acto rutinario de cuidar: el cuidado da fortaleza, sostiene y protege; la compasión constituye una forma de cuidar; juntas hacen de la experiencia humana una manera más fácil de transitar la vida. Allí donde la compasión hace presencia, es posible atender y solucionar problemas concretos: desde necesidades básicas, afectivas, de acompañamiento, hasta de salud y de la misma existencia.

Un buen ejemplo de cómo se logran movilizar las redes de cuidado en función de la compasión y la empatía es la iniciativa Colombia Contigo, Ciudades Compasivas que trabaja y apoya comunidades de cuidado en diferentes escenarios. Así lo muestra el caso de Roberto, que estando privado de la libertad, sin familia y en un ambiente agresivo, hostil y difícil, encontró apoyo en los líderes comunitarios que comenzaron a visitarlo en la cárcel; al igual que Juan, Miguel, Pedro, Francisco y Luis, entre otros, que se convirtieron en líderes del cuidado… Así quienes estaban enfermos, con discapacidad o solos encontraron alivio gracias a sus propios compañeros; o como Marcos, de 65 años, quien, al cierre de un encuentro grupal, con la voz entrecortada y sollozando, dijo: “nunca nadie había sido bueno conmigo…” Por primera vez este hombre duro, distante y árido, pidió un abrazo y recibió muchos de todos sus compañeros de patio y sintió paz… La compasión tiene muchos rostros y en todos, transforma vidas.
En otra sitio, Isabel quedó sola al morir su esposo, y sin familia ni respaldo, perdió su casa; tuvo la fortuna de conocer una comunidad de cuidado1 a donde fue acogida y apoyada y, junto con la red compasiva de la ciudad, logra realizar las acciones legales para recuperar su casa y ahora tiene, además, una nueva familia comunitaria en que apoyarse.
Las historias anteriores se unen a las de más de 5.200 personas que al cierre del 2024, estando en situación de vulnerabilidad, encontraron consuelo, conexión, apoyo, afianzamiento de su liderazgo, empoderamiento y respuesta a sus necesidades. Adicionalmente, 240 nuevas instituciones se vincularon a la iniciativa, acogiendo los principios de cuidado, acompañamiento, bienestar y compasión y lograron consolidarse más de 51 comunidades de cuidado, en siete ciudades, que cobijaron a más de 400 familias, confirmando que la compasión no es un ideal abstracto, sino una estrategia concreta de transformación social.
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“La compasión permite la bondad y es crucial para mantener y construir relaciones sociales y desarrollar conciencia social.
Oficina de la ONU contra las drogas y el crimen-UNODC
Aunque la compasión está estrechamente relacionada con la empatía (sentir por otro), la compasión es el deseo de actuar para evitar el sufrimiento de otras personas cuando se enfrentan a él.”
Una invitación abierta
La compasión está al alcance de todas las personas: del individuo que ofrece ayuda con genuina intención, de las comunidades que se organizan solidariamente, y de los gobiernos y organizaciones que reconfiguran sus estructuras y políticas para asegurar el bienestar común. Este es un llamado abierto a líderes sociales, comunidades, instituciones, ciudadanos y gobiernos, para que la ciudad compasiva no sea un lugar soñado sino una realidad que esté en función y apoyo de todos2, porque ¡la compasión es la esencia del cuidado!
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Quintopiso.net es una revista digital con información que promueve el bienestar, dignificación, respeto y empoderamiento de las personas mayores de 55 años. Sus contenidos buscan incentivar el ejercicio intelectual y físico de esta franja etaria y propiciar una vejez sana y activa.
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* Lizeth Ivonne Durán Herrera es coordinadora de Ciudades Compasivas Ibagué – Fundación Keralty
- Estrategia desarrollada por el programa Colombia Contigo Ciudades Compasivas que a través de una metodología y fortalecimiento de vínculos, promueve el acompañamiento y el cuidado compasivo.
- Usted puede unirse a esta iniciativa como voluntario, donante, o asesor. Puede conocer más a través de www.fundacionkeralty.org o a través del correo: fundacionkeralty@keralty.com
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