Por John Brian Cubaque Rey*
El gran reportero gráfico colombiano Francisco Carranza (Boyacá, 1952) recuerda con nitidez, como si fuera ayer, el breve pero emotivo encuentro que tuvo en 1985 con el maestro de la fotografía periodística, el francés Henri Cartier-Bresson (1908-2004), de quien era su gran admirador. Y aunque ese encuentro fue muy corto (y en francés, que había aprendido para esa ocasión), lo marcó para toda la vida. Fue en su casa, él estaba de salida pero accedió a atenderlo conmovido luego que el ansioso reportero colombiano le expresara su admiración y respeto y de paso le explicara su ceremonia de culto con los que consideraba como sus maestros: poder tocarlo, para asumir, de esa manera, el «traspaso» de conocimientos. Pero con el maestro francés fue más que eso.
Cartier-Bresson era el principal referente de su profesión: ya había leído acerca de su trabajo y analizado su vasta obra gráfica. Pero lo que le enseñó ese día, no estaba escrito en ninguno de los libros del fotógrafo ni en otros textos de técnica fotográfica; no era tan evidente para él como se lo esbozó en ese encuentro el gran maestro. A la pregunta del inquieto aprendiz: ¿cuál es su secreto para tener esa mirada tan especial y oportuna y cuál es el instante justo para el disparo? Aunque él ya lo hacía de manera intuitiva, lo que le respondió el maestro fue fundamental para su desarrollo profesional, lo interiorizó y empezó a aplicarlo concienzudamente a partir de ese momento.
La teoría de los 360°
“Cuando se va a cubrir cualquier evento, desde una foto sencilla de una rueda de prensa hasta el gran acontecimiento político, deportivo o social, hay que estar concentrado y atento, mirando a todos lados –tener una visión de 360°– y mantener siempre el dedo puesto en el disparador, porque nunca se sabe en qué momento sucede algo inesperado que cambia la escena, y para eso hay que estar preparado” fue la respuesta del gran reportero que cambió su visión.
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Esta teoría, desarrollada a su manera, es la que rige la vida profesional del «Patojo» y la que le ha dado esa mirada particular que lo distingue; es esencialmente, la visión amplia, atenta, oportuna y diferenciada de cualquier acontecimiento, que Carranza ha aplicado y enriquecido creativamente en cada cubrimiento que hace. Esta teoría, plantea que cuando vas a cubrir un evento –cualquiera que sea– debes mirar siempre a todos lados (arriba-abajo-atrás-a los lados) porque el interés no se debe centrar única y exclusivamente en el sujeto primario -que obviamente es lo básico- sino además, en todo lo que lo rodea. Las situaciones relacionadas pueden llegar a ser más interesantes que el motivo mismo y lo vamos a ver con ejemplos. Carranza, quien fuera reportero insignia del diario colombiano El Espectador, es fiel a sus principios.
Un concepto que utiliza Carranza en muchas de sus fotografías es el de la síntesis. Este enfoque es el que emplea para el cubrimiento de la finalización de la guerra civil en Nicaragua: cascos quemados tirados en primer plano, mientras los contendientes dialogan. Es el mismo principio que utiliza en la foto que da inicio a esta nota, tomada al final de una protesta en el centro de Bogotá. El contraste es otro de los principios visuales utilizados, en este caso conceptual, descubierto por la inquisidora mirada del Patojo y aplicado en esta irreverente fotografía realizada durante la tradicional Semana santa en el barrio Egipto, en los cerros bogotanos: Monseñor saludando al pequeño ‘demonio’ y escrutados por otra ‘pecadora’ una ‘bailarina oriental’. Mirada atenta.
DESCARGANDO LA CORRIENTE. Vuelta a Colombia. Cartagena, Abril, 1979 ROBOCOP. Protestas por la guerra en Irak, Parque Nal. Bogotá, Marzo 2003
La visión amplia del fotógrafo capta un ciclista al final de una competencia que da rienda suelta a sus necesidades en medio de sus compañeros y con una multitud de fondo; el protagonista en este caso no es la competencia ni el líder ni el ganador del día. La guerra de Irak produjo protestas en Colombia; un solitario manifestante desnudo trata de llamar la atención de un indiferente policía antimotines; ahí estaba Carranza para retratar el contraste.
Los animales han sido siempre un excelente motivo para el ojo inquieto del Patojo. Un caballo en medio de un desfile de carrozas se asusta y salta mientras el cochero trata de controlarlo; el desfile pasa a segundo plano. Muchas veces podemos ver el salto de un caballo en una competencia ecuestre, pero no desde este ángulo (actualmente, utilizando cámaras adecuadas con mando a distancia, seguramente sí es posible). El fotógrafo se jugó, literalmente, la vida por esa foto. Afortunadamente, como García Márquez, vivió para contarlo.
Más ejemplos. Cubrimiento del Reinado de belleza en Cartagena. Aquí, un momento aparentemente irrelevante, es destacado por Carranza: la «colega» que no quería perderse una toma especial de las candidatas, a pesar de las restricciones; foto sin candidatas. Una ceremonia excesivamente formal y aburridora en la Escuela de Policía en Bogotá, es la motivación para que el fotógrafo atento rescate gestos y situaciones fuera de protocolo; foto sin policías. Anécdota, sensibilidad y oportunidad.
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*Diseñador gráfico y docente universitario. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia nacional de noticias CIEP. Actualmente es editor de quintopiso.net, pagina dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 50 años; a destacar su aporte y capacidad de trabajo.
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