Por John Brian Cubaque Rey*
«Es importante seguir haciéndose preguntas y mantener viva la curiosidad. Leonardo da Vinci afirmó que los experimentos nunca fallan, tus expectativas, sí. No nos detuvimos ante el fracaso, sino que lo usamos para impulsarnos a pensar de forma crítica»
Katalin Karikó al recibir el premio Princesa de Asturias a la ciencia 2021
La “mamá de la vacuna contra la covid-19”, la bioquímica húngara Katalin Karikó (Szolnok, Hungría, 17 de enero de 1955), duró más de 30 años trabajando en la sombra y generando avances importantes sobre la función y posible aplicación terapéutica de la molécula ARN mensajero, los que más adelante serían claves para las vacunas que desarrollarían las empresas Moderna y BioNTech a finales de 2020 a partir de su descubrimiento y que ayudaron a detener la mortandad provocada por la pandemia iniciada en febrero de ese año.
Katalin Karikó, nació hace 68 años en Kisújszállás, condado de Szolnok, pequeña población cercana a Budapest, donde desde pequeña aprendió a ver y convivir con naturalidad con la sangre, algo que la marcó: “Yo era una niña feliz. Mi padre era carnicero y me gustaba mirarle trabajar, observar las vísceras, los corazones de los animales, quizás de ahí me vino la vena científica” declaró en una entrevista para el Journal of Clinical Investigation.
Estudiante aventajada y migración
La joven Katalin se graduó en Biología en 1978 en la Universidad de Szeged, en Hungría, y obtuvo allí mismo su doctorado en Bioquímica, en 1983, con apenas 28 años. Por la situación política que se vivía en la Hungría de 1985, emigró a Estados Unidos junto con su esposo Bela Francia y su pequeña hija de 4 años a Filadelfia, tras conseguir una beca para trabajar en investigación en la Universidad de Temple. En la década de los noventa, la científica húngara estuvo tras una subvención para su idea pero nadie la quiso patrocinar. Incluso se lo propuso a una de las más grandes farmacéuticas del mundo, Merck Sharp & Dohme, en donde solicitó un apoyo de US$10,000 que finalmente no le fue aprobado (tiene una carta que muestra en sus entrevistas).
Posteriormente, en 1995, fue nombrada profesora titular en el departamento de bioquímica de la Universidad de Pennsylvania y tuvo a su cargo el laboratorio de investigaciones. Allí sin embargo, como le confesó al portal médico STAT (statnews.com), tuvo muchos inconvenientes de tipo laboral y sexista, e incluso, como ella misma declara, «pensé en irme y hacer otra cosa. También me decía que no era lo suficientemente buena o inteligente». A pesar de esto, y contando con el apoyo de su familia, se sobrepuso y siguió adelante con su idea.
El ARN mensajero
Fue precisamente en el laboratorio de la Universidad de Pensilvania donde Katalin conoció a quien luego se vincularía en el desarrollo de su proyecto: el inmunólogo Drew Weissman (Lexington, Massachusetts, 1959). Weissman comprendió la idea de Karikó y juntos pudieron avanzar y hacer pruebas en las que demostraron que la teoría sobre la efectividad del ARN mensajero era viable para uso terapeútico. En un principio creían poderlo aplicar en problemas cardíacos y en algún tipo de cáncer, pero como solo pudieron realizar las pruebas en laboratorio y no en seres vivos, por los costos, sus teorías no fueron valoradas debidamente por las grandes farmacéuticas y por sus mismos colegas. De hecho la primera patente registrada del descubrimiento de Karikó y Weissman, fue vendida por la Universidad en $300.000 dólares a ModeRNa1 en 2010.
Primeros reconocimientos
Sólo fueron tomados en serio cuando publicaron su primer artículo en 2005, en donde explicaban detalladamente el funcionamiento del ARN mensajero2 y sus posibles aplicaciones. Lo que Karikó y Weissman buscaban era utilizar las propias células del enfermo para fabricar la proteína necesaria para curarlo, a través de una inyección que llevara un mensaje preciso a través del ARN (ARN mensajero) a las células infectadas. “Todo el mundo lo entiende ahora, pero no entonces”, ha dicho con algo de queja la ahora celebrada científica.
Posteriormente, en 2013, la compañía alemana Biontech, adquirió otra de las patentes de Karikó y Weissman y aseguró además, la anexión de la investigadora principal. La científica húngara, quien ya tenía 58 años, se incorporó a la compañía, como vicepresidenta senior, siendo el cerebro detrás de las investigaciones que llevaron al desarrollo posterior de la famosa vacuna pionera, producto de la alianza Pfizer-BioNTech, que logró finalmente, ponerle el ‘tatequieto’ al temible virus. Por fin, había conseguido la credibilidad y el reconocimiento, que 30 años atrás, no imaginaba.
La vacuna 3
El descubrimiento de Karikó de la nueva tecnología terapéutica basada en la modificación del ARN mensajero (ARNm), que mejoró con la ayuda Weissman, entendiendo que el ARN tenía que pasar desapercibido para el cuerpo y por tanto debía ser recubierto con una envoltura lipídica «para no despertar sospechas» de las moléculas destino, fue la solución. Esto ha conducido al veloz desarrollo de vacunas con este componente y a vislumbrar nuevas aplicaciones.
Así define el CDC (Centros para el Control y prevención de Enfermedades) en USA, la forma de actuar del ARN mensajero en las vacunas de Pfizer y Moderna, de una manera sencilla y digerible:
Las dos vacunas que han comprobado mayor eficiencia (Pfizer-Biontech y Moderna) se basan en su estrategia de introducir instrucciones genéticas en el organismo para activar la producción de una proteína idéntica a la del coronavirus, provocando una respuesta inmunitaria en el cuerpo del receptor. Estas vacunas son revolucionarias porque no contienen patógenos provenientes del virus sino instrucciones para que el cuerpo produzca sus propias defensas para atacar el virus.
Distinciones
Drew Weissman y Katalin Karikó ya han sido galardonados con el prestigioso Premio Lasker-DeBakey de Investigación Médica Clínica 2021, por su valioso aporte. Este premio se otorga para honrar el trabajo sobresaliente en la comprensión, el diagnóstico, la prevención, el tratamiento y la cura de enfermedades y es entregado desde 1946. Asimismo, Karikó y Weissman, junto a los otros responsables de la vacuna que revolucionó la ciencia, los médicos turco-alemanes Uğur Şahin y Özlem Türeci, el biólogo canadiense Derrick Rossi, la vacunóloga británica Sarah Gilbert y el bioquímico estadounidense Philip Felgnerhan, fueron galardonados con el premio Princesa de Asturias 2021 por su excelencia científica. También han recibido los premios Breakthrough en Ciencias de la Vida 2022, el Philly Scott 2021 y Fronteras del Conocimiento 2021.
La científica húngara y el estadounidense, acaban de ganar el premio Nobel de medicina 2023, por su innovación y por la utilidad práctica del ARNm, que serviría de base para la rápida solución al primer gran reto viral que sufrió la humanidad en el siglo XXI, devenido en pandemia, y que tuvo en vilo al mundo durante casi 2 años. A raíz de su éxito, ambiciosos equipos en EUA y Europa, planean desarrollar vacunas contra el VIH, la malaria y la gripe, así como una terapia para el cáncer4, la fibrosis quística y problemas hepáticos, entre otros.
“Este avance ha permitido el rápido desarrollo de vacunas de gran eficacia contra la COVID-19. Además de proporcionar una herramienta para sofocar una pandemia devastadora, la innovación está impulsando el progreso hacia tratamientos y prevenciones para una gama de enfermedades diferentes”.
Fundación Lasker
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*John Brian Cubaque Rey (1954) es Diseñador gráfico, especializado en diseño editorial y docente universitario. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia nacional de noticias CIEP. Actualmente es editor de quintopiso.net, revista virtual dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 50 años.
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1. Moderna se fundó a raíz de la compra de la patente. El nombre de Moderna es coherente con su objeto. Combina las palabras «modificado» y «ARN», que, coincidencialmente, contiene la palabra «moderna»(por su sentido de ‘actual’). El primer logo de ModeRNa fue realizado destacando ese principio.
2. Qué son Los ARN Mensajeros?
Los ARN mensajeros, también conocidos como ARNm, son uno de los tipos de ARN que se encuentran en la célula. Éste en particular, como la mayoría de los ARN, se sintetiza en el núcleo y luego se exporta al citoplasma, donde la maquinaria de traducción, la maquinaria que realmente fabrica las proteínas, se une a las moléculas de ARNm y lee en ellas el código para producir una proteína específica. Así que en general, un gen, el ADN de un gen, puede ser transcrito en una molécula de ARNm que puede acabar dando lugar a una proteína específica. El que desarrollaron Karikó y Weissman es sintético, es decir, que es elaborado en laboratorio.
Lawrence C. Brody, Ph.D. en la página oficial del National Human Genome Research Institute (NHGRI) www.https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/ARN-mensajero
3. El desarrollo de la vacuna contra el coronavirus se logró en tiempo récord -menos de un año, a finales de 2020-, apoyados por un equipo interdisciplinario desplegado por el mundo, aunque ya había un avance notable en las investigaciones con el ARN mensajero y su funcionalidad, aplicado en los virus anteriores, que por fortuna, no fueron tan letales, como el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) y el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS), con lo cual solo faltaban las modificaciones genéticas correspondientes al nuevo virus y las pruebas extensas en animales y posteriormente en humanos, para saber la efectividad y los posibles efectos secundarios, para lo cual se contó primero con simulaciones en laboratorio y posteriormente, con la colaboración de voluntarios de diferentes edades, razas y grupos étnicos, en varias partes del mundo, así como una concesión otorgada por la OMS y los reguladores de medicamentos como la FDA en USA y la EMA en Europa, dada la gravedad sanitaria en el mundo, provocada por la letalidad del virus. Otra de las grandes ventajas de la nueva vacuna es la facilidad de producirla completamente en laboratorio.
4. Los actuales tratamientos con radiación y quimioterapia han demostrado ser ineficaces y degradantes, con dolorosos y marcados efectos secundarios como afectación y pérdida de órganos, caída del cabello, fuertes dolores de cabeza, dolores en diferentes partes del cuerpo y la neutropenia, que es la pérdida de glóbulos blancos, que rebaja las defensas del cuerpo, con la posibilidad de contraer infecciones. (Con información del CDC, Centro de prevención de enfermedades-USA). El ARN mensajero sería una terapia más efectiva, menos invasiva y con reducidos efectos secundarios..
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Fuentes:
Journal of Clinical Investigation
CDC: https://cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/
Artículos relacionados en: elindependiente.com, The Guardian, El País, ShareAmérica, La Tercera
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