Hasta hace menos de treinta años, ser viejo* era ser mayores de 50 años. Pasar ese umbral era un límite psicológico que hacía que la persona se sintiera “vieja”, es decir, que por esa visión atávica respecto a la edad, psicológicamente se empezaba a tener limitaciones físicas (se paraba de repente, toda actividad física y deportiva por temor a lesiones), intelectuales (limitarse a leer el periódico y discutir con sus contemporáneos sobre temas trillados y poco profundos como política, las telenovelas del momento, deportes…) y de actividad laboral (no hacer nada “…porque ya trabajé lo que tenía que trabajar”), aumentando esa percepción al cumplir la edad de jubilación (57 mujeres/62 hombres), con lo cual -para los hombres- su actividad se limitaba a tomar sus comidas básicas, hacerle siesta hasta al desayuno y ver televisión hasta que le cogiera el sueño.
La mujer por su parte, tenía que seguir con su trajinar de ama de casa, lo que la obligaba a estar más activa. Pero también tenía algunas imposiciones sociales como aquella que decía que cumpliendo cuarenta años, ya no tenía ninguna posibilidad de relación de pareja, ya fuera soltera, viuda o separada, por considerarla “vieja” para el amor.
Las nuevas expectativas de vida
Hoy es reconocida la entrada en la ahora denominada tercera edad cuando se cumplen sesenta años (60)*. Sin embargo, el avance significativo de la medicina y las actuales condiciones de vida relacionadas con salud, alimentación, educación y tecnología, entre otras, han permitido que se tenga una expectativa de vida más larga y que tanto hombres como mujeres vivan de una manera diferente y dinámica sus edades cronológicas.
Por tanto, tener sesenta años actualmente ya no significa ser “viejo”. Sesenta es una edad en la que todavía tenemos mucha vitalidad tanto física como mentalmente. La nueva vejez, significa que podemos vivir plenamente la edad. Comparativamente, tenemos los cuarenta de hace 30 años.
Tener sesenta hoy es tener una nueva oportunidad de relacionarnos de otra manera con otros -p.e. por afinidades o por gustos-, de cambiar de actividad productiva, de estudiar y aprender nuevas cosas -p.e. idiomas, un nuevo oficio-; de ser parte de organizaciones sociales y/o ambientales; de tener iniciativa empresarial y hasta de enamorarse… Sí, volverse a enamorar: de su misma pareja si aún la tiene, o de una nueva si la ha perdido o se ha separado; perder el temor de buscar nuevas emociones, a ser activos sexualmente y arriesgarse a nuevas experiencias; vivir cada día como si fuera el último. Estos son entre otros, nuevos motivos de vivir y de afrontar significativamente, la vida que nos queda.
Mantenerse saludable
Después de los 50 es necesario cuidar los signos de las enfermedades que vienen con la edad: Próstata, riñón, hígado y corazón, en los hombres, son los órganos más susceptibles; en las mujeres, los senos, las infecciones urinarias y de matriz, las várices, la osteoporosis y la artritis, las migrañas, así como las molestias de la menopausia, son, entre otras, a las que hay que prestarles mayor atención.
Hay que tratar de envejecer saludablemente, manteniendo el control de nuestro cuerpo, haciendo ejercicio, comiendo lo que nos guste pero moderadamente, tomarse un traguito de vez en cuando, acompañar las comidas con una copa de vino, no exagerar con el azúcar, salir, caminar, bailar, hacen parte esencial del mantenimiento de la buena salud.
La pareja y los amigos
Al estar libres de las responsabilidades de criar a los hijos y de cumplir con el trabajo, llegamos a una etapa en la que lo más importante debería ser la renovación y el disfrute de la vida en pareja, porque es con ella o con él con quienes compartiremos esas pequeñas satisfacciones cotidianas propias de las nuevas búsquedas y las sorpresas que esos cambios nos pueden traer. Y es con quienes realmente vamos a vivir, quienes literalmente nos van acompañar el resto de lo que quede de nuestras vidas.
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Otro factor muy importante de bienestar es poder compartir con los amigos. Los muchos o pocos que conservamos deben ser un motivo de agradecimiento, pues son ellos un gran soporte anímico y afectivo que nos sostiene, es más, cuando por desgracia sufrimos la pérdida de nuestra pareja, son el hombro o el regazo sobre el cual descargamos nuestras tristezas y con quienes brindamos por nuestras alegrías. Es el momento de valorar y degustar la amistad.
La vejez no son arrugas, es falta de actitud. El futuro para nosotros es hoy. El momento es ahora. Disfrutémoslo.
Finalicemos con dos frases que describen la vejez, del maestro Juan Gossain, de su más reciente libro «Diccionario de la vida»:
«Mi padre solia decir que la verdadera vejez comienza cuando cuando los recuerdos pesan más que las esperanzas»
«Acabo de comprender que la vejez comienza un sábado a las 9 de la noche, cuando uno está metido entre su cama, feliz de la vida, dedicado a intercambiar medicamentos con su mujer, en vez de andar parrandeando con los amigos.»
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*Qué es ser viejo?
Estas definiciones de las edades maduras son atribuidas al Dr. Drauzio Varella, del Brasil:
Tercera edad: Comienza a los 60 años y termina a los 80 (aún no hay consenso)
Cuarta edad o Vejez: Se inicia a los 80 y termina a los 90 años,
Longevo o longevidad: Comienza a los 90 años y termina cuando mueres.
Referencias
https://www.efesalud.com/10-enfermedades-con-rostro-de-mujer/
https://www.aarp.org/espanol/trabajo/exito-laboral/info-2019/encuesta-trabajadores-mayores-valorados-por-experiencia.html?intcmp=AE-WORK-ENDART2-ES