Por John Brian Cubaque*
Más de 45.000 viviendas autofinanciadas en comunidades pobres afectadas por desastres naturales desde el 2010[1], avalan el trabajo desinteresado de la arquitecta paquistaní Yasmeen Lari de 81 años. Ella es una de las artífices de la más grande reconstrucción de vivienda post terremotos e inundaciones en el mundo, de carácter permanente y basada en procesos sustentables.
Historia de una pionera con sensibilidad social
Nacida en el seno de una familia acomodada en Dera Ghazi Khan, en Pakistán, Yasmeen Lari (1941) vivió algunos años en Lahore antes de que se trasladaran a Londres cuando ella tenía 15 años. Allí estudió en la Oxford Brookes School of Architecture, de donde se graduó en 1964. Fue la primera arquitecta pakistaní, y tuvo que soportar la burla y el rechazo de sus mismos albañiles por el solo hecho de ser mujer, sin embargo, se gana luego su respeto y logra desarrollar una carrera brillante, con grandes logros profesionales como el diseño del Hotel Taj Majal de Karachi, el Centro de finanzas y comercio o el elegante edificio de la Pakistan State Oil, entre otros, ahora edificios emblemáticos en Karachi.
Pero Yasmeen no solo estuvo en esos proyectos en donde fluía el dinero a montones sino que participó en otros que fueron su primer acercamiento a la construcción de vivienda de interés social, como el diseño del proyecto de vivienda Anguri Bagh en Lahore en 1973 y su participación en el diseño de un complejo de viviendas incrementales de construcción propia para los residentes del asentamiento informal más grande de Karachi (más de 13.000 familias), sin desalojarlos, en 1980.
De cómo las comunidades afectadas por desastres pueden superar la adversidad a través de la construcción vernácula sostenible.
“Creo que la mayoría de los arquitectos hemos sido capacitados para construir para el 1%; ellos son los que te pueden encargar, son la élite, la gente que lo tiene todo, totalmente privilegiados. A los arquitectos se les enseña que son ellos para quienes tenemos que trabajar. Pero el hecho es que el 99 por ciento o más de la población en realidad no puede encargarte, y ellos son los que realmente necesitan más ayuda. Es muy importante dedicar atención a esas personas y darles una mejor calidad de vida. La justicia económica está muy relacionada con la justicia social.”
Yasmeen Lari, Entrevistada por la revista Glass en 2017
Luego de una larga carrera y con 69 años, decide retirarse en el año 2000 para dedicarse a su Heritage Fundation of Pakistan, creada junto a su esposo Suhail Zaheer Lari, y cuya vocación principal era el cuidado de lugares históricos. De hecho, en 2003, la Unesco la nombró como asesora para la conservación de Fuerte Lahore y los jardines de Shalimar, patrimonio de la humanidad. Sin embargo, luego de ver las consecuencias desastrosas del terremoto de 2005, al norte de su país, así como las inundaciones de 2007, y preocupada por la lenta respuesta del estado a estas emergencias, Lari recurrió a estrategias de rehabilitación, instituyendo modelos de autofinanciamiento que ayudaron a los sobrevivientes a reconstruir sin depender del gobierno. Esto incluyó el estudio de los fenómenos naturales que recurrentemente azotan estos lugares y la utilización de materiales propios de la región como parte esencial de la construcción.
Poniendo en práctica la filosofía de Laotsé de “Dale a un hombre un pescado y lo alimentarás por un día, enséñale a pescar y lo alimentarás toda la vida” se dio a la tarea de proporcionar las herramientas necesarias para que fuera la misma comunidad la que hiciera sus viviendas a unos costos muy bajos y en donde primara el trabajo comunitario, teniendo como base diseños creados por ella. La solidaria arquitecta ideó un programa en el que capacita a las familias para que construyan su propia vivienda usando barro, cal, piedra y madera. Y no solo eso, sino que, además, fueran sismorresistentes y tuvieran un control climático natural. Y lo logró. De esta manera, creó equipos de trabajo, generando empleo local; a su vez, cada equipo capacitado logra construir de 30 a 50 viviendas en solo cuatro semanas, reduciendo notablemente el tiempo de estar en carpas durante las emergencias y utilizando los materiales de cada región. En solo un año, 2005-2006, estos equipos construyeron más de 1150 soluciones de vivienda en 75 aldeas en Hazara, y otras 300 en Cachemira, zonas afectadas, al norte del país.
«Arquitectura social descalza»: bajo costo/cero carbono/cero desperdicio
Adicionalmente, ha diseñado viviendas con estructuras de bambú de dos pisos, sobre pilotes, tipo palafitos, que han resistido las crecientes de agua que ocurrieron en el año 2011 y que fueron un refugio para los miembros de la comunidad porque el agua fluía a través de esos pilotes, y aún se mantienen. Lari denomina esta arquitectura como “arquitectura social descalza” y sigue los principios de ‘bajo costo/cero carbono/cero desperdicio’ que son la base fundamental de su propuesta.
Por este trabajo desinteresado, Yasmeen ha sido galardonada con el Premio Jane Drew 2020[2], en el que se reconoce estas estructuras como “arquitectura social sostenible”.
En otra entrevista reciente para la revista Stir World, en el especial “Luminarias de nuestro tiempo”, Lari amplía su objetivo para la dignificación de la población vulnerable:
“La COVID-19 también ha demostrado efectivamente al Tercer Mundo que, para garantizar la seguridad de todos, los más pobres entre los pobres deben tener un nivel de vida mínimo. Ahora tendremos que centrarnos en la provisión de un desarrollo basado en los derechos que consista, al menos, en un alojamiento seguro, suministro de agua limpia, saneamiento y estufas limpias, como el galardonado Pakistan Chulah[3], junto con una mayor alfabetización y una mejor atención médica. Mediante el establecimiento de “Barefoot Incubator for Social Good and Environmental Sustainability”, mi Heritage Foundation ha capacitado a un gran número de pobres. En 2019, con la ayuda del programa DICE del British Council y la Universidad de Glasgow, pudimos brindar capacitación en habilidades ecológicas y artesanías a 230 mujeres, hombres y personas con capacidades diferentes, pertenecientes a comunidades de mendigos que viven a la sombra del Patrimonio Mundial Makli. La creación de microempresas o empresas descalzas se diseñó para suplir las necesidades insatisfechas de los estratos más bajos. A través de esto, el 70 por ciento ha podido superar la línea de pobreza en 14 meses comercializando sus productos solo en su vecindad.”
Yasmeen Lari continúa trabajando con su arquitectura y empresas «descalzas» dándonos un gran ejemplo de solidaridad efectiva y sin condiciones, así como de verdadero sentimiento por la dignificación humana, teniendo en cuenta, además, al planeta. Ingenio, solidaridad y sustentabilidad, es el legado de esta gran mujer.
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*John Brian Cubaque (1954) es Diseñador gráfico, especializado en diseño editorial y docente universitario. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia nacional de noticias CIEP. Actualmente es editor de quintopiso.net, revista virtual dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 50 años.
[1] Fuente BBC
[2] Premio instaurado en 1998 por las revistas The Architectural Review y The Architects’ Journal, en homenaje a la arquitecta modernista inglesa Jane Drew (1911-1996) quien fue una de las primeras mujeres en practicar la arquitectura y la primera catedrática mujer en la Universidad de Harvard y en el MIT. Hace parte del grupo de premios W, Women in Architecture Awards y premia a arquitectas que promuevan la innovación, la diversidad y la inclusión en la arquitectura..
[3] El programa Chulah enseña a mujeres marginales a construir una cocina de barro higiénica, sostenible y sin humo, lo cual no sólo mejora su salud sino que también las empodera para ganarse la vida al comercializar y construir cocinas en otros pueblos. El programa es llevado a cabo por la Fundación Heritage de Pakistán, ellas cobran US$ 2 para enseñar a otras mujeres a construir sus propias Chulahs utilizando ladrillos de barro y cal. Los materiales cuestan US$ 6 adicionales, llegando a un costo total de US$ 8. Desde 2014 se han construido más de 40.000 cocinas, mejorando la salud de cerca de 300.000 personas. Por este programa ganó el premio World Habitat en 2018.
Fuentes: BBC, Architectural Desing School, Stir World Magazine, The Glass Magazine, Retinking the future, The Guardian, Deezen
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