Por Mauricio Trujillo Uribe *

En medio de la crisis sanitaria que estamos viviendo a causa del Covid-19, las tecnologías digitales, en particular las de información y comunicación (TIC), se han convertido en un soporte fundamental para paliar la pandemia y permitir la continuidad de algunas actividades.

Mientras que las labores presenciales se han parado y sólo se mantienen aquellas indispensables para el funcionamiento básico de las instituciones y empresas, el mundo digital ha conocido un extraordinario dinamismo e incremento, permitiendo realizar a distancia numerosas tareas. Dichas tecnologías, utilizadas antes en ámbitos especializados, hoy son el eje sobre el cual el mundo sigue andando: desde clases, conversatorios, conferencias, asistencia, reuniones laborales, gestiones administrativas, compra de alimentos y entregas a domicilio, hasta los eventos políticos, culturales y religiosos, se realizan ahora a través de plataformas digitales.

Esta nueva dinámica conlleva el desarrollo y fortalecimiento de habilidades comunicativas, de autonomía, responsabilidad, manejo del tiempo, autogestión, resolución de dificultades y otras. El cambio que está generando la apropiación social de las tecnologías digitales en estos tiempos, será profundo y perdurable. Está en curso una de las transformaciones sociales y tecnológicas más rápidas de la historia. Es la gran paradoja.

El rebusque diario

Sin embargo, así como la cuarentena ha destapado el drama que viven millones de familias sumidas en la pobreza o pobreza extrema, cuya posibilidad de comer todos los días depende del rebusque diario, también ha visibilizado la brecha digital existente entre los diversos sectores sociales, empresas y países.

La apropiación social de las tecnologías digitales, es decir, el acceso, uso y conocimiento de las mismas, dependen del nivel económico y cultural de las familias. La Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) advierte que la mitad de la población mundial no está conectada a la web y sólo una de cada cinco personas utiliza Internet en los países en desarrollo, mientras que en el mundo desarrollado nueve de cada diez.

En América Latina la principal dificultad que hoy tienen los gobiernos para hacer llegar los precarios subsidios a las familias menos favorecidas, es el hecho de que muchas de éstas no están bancarizadas, ni registradas en bases de datos del Estado, ni manejan un correo electrónico para contactarlas.

En el mundo empresarial también asistimos a una transformación disruptiva en dirección, organización y procesos, gracias las TIC. La pandemia también ha puesto de presente la brecha digital entre las empresas tradicionales que están a punto de cerrar o en el rebusque diario, y las que por el contrario, siguen operando e incluso han encontrado una oportunidad de crecer, favorecidas por el uso de plataformas digitales y recursos colaborativos en línea.

Pasada la crisis, es responsabilidad de los gobiernos aprovechar el impulso ganado en el uso de las tecnologías digitales para redoblar esfuerzos en la inclusión digital de los sectores populares, mediante programas efectivos de apropiación social de las TIC en barrios y centros educativos. Merecen especial atención los jóvenes y los adultos mayores. Y respaldar con políticas públicas y créditos blandos la transformación digital de las empresas, sobre todo las micro, pequeñas y medianas.

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En estas condiciones, ojalá el próximo voto ciudadano, de Argentina a México, tenga en cuenta las propuestas de los candidatos en este campo. El acceso a Internet debe ser considerado un derecho público esencial y debería garantizarse un consumo básico para toda la población, extendiendo para ello el WiFi gratuito por todas las ciudades.

Nuevo paradigma laboral

Con la pandemia del Covid-19 se ha multiplicado exponencialmente el número de personas laborando remotamente desde sus casas, y son apreciables las ventajas de esta modalidad. No tendrían que madrugar para ir al sitio de trabajo o regresar en las noches en atiborrados medios de transporte. Podrían organizar jornadas más efectivas, comer en casa y compartir con sus familias. El teletrabajo ofrece una oportunidad a personas en condición de discapacidad, y a madres y padres que deben ocuparse de sus hijos. Sin embargo, la confusión entre vida laboral y familiar, tiempo de trabajo y de ocio, surge como una limitante, así como la extensión de la jornada de trabajo por abusivos jefes que no reparan en el límite de la jornada laboral.

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Muchos son los sectores de la economía en los que el teletrabajo se puede introducir. Las plataformas colaborativas 4.0 permiten ahorrar costos, flexibilizar horarios laborales y ganar en productividad y eficiencia. La reducción de la jornada de trabajo de 8 a 6 horas deja de ser una utopía. Sin embargo, el teletrabajo no debe ser una forma de precarizar el empleo, y los trabajadores y sus organizaciones deben estar vigilantes.

Tsunami en la Educación

La educación virtual como complemento de la educación presencial sigue siendo una meta por alcanzar en el sistema educativo de los países latinoamericanos, sin desconocer que el uso de recursos digitales ha ganado espacio en colegios y universidades, principalmente del sector privado. El debate no resuelto sobre la educación como proceso de socialización que va más allá del aula e implica un aprendizaje colaborativo de todos los actores, sigue vigente.

En América Latina hay todavía un amplio trecho por recorrer: mejorar la infraestructura de conectividad de centros educativos y casas; garantizar la utilización de equipos en las instituciones y contar con computadores en los hogares; mayor capacitación en herramientas digitales; tener acceso a contenidos interactivos; asimismo, es fundamental mejorar el nivel de inglés de docentes y estudiantes, para aprovechar los beneficios de la revolución 4.0.

World Forum

El cierre forzoso del aparato educativo, y la continuación de las clases por medios digitales, está produciendo un verdadero «tsunami educativo». En Colombia, la mayoría de los docentes ha tenido que preparar sus clases virtuales a marchas forzadas, adecuando su material pedagógico y sus espacios de trabajo en casa; algo similar ha pasado con los estudiantes que han tenido que adaptarse a las nuevas condiciones.

El impacto que tendrá esta experiencia cuando alumnos y educadores regresen a las aulas permitirá que la educación virtual ocupe finalmente su espacio, rompiendo paradigmas. El debate sobre los programas de formación y el futuro de los establecimientos educativos está servido. Y algo es seguro: la educación presencial no volverá a ser la misma.

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Lucha contra el coronavirus

Gobiernos, autoridades sanitarias, servicios de salud, laboratorios, comunidad científica y organizaciones internacionales, están utilizando las tecnologías digitales en la lucha contra el Covid-19. Las tecnologías digitales también permiten elaborar modelos epidemiológicos predictivos que están ayudando a los gobiernos y autoridades sanitarias a tomar decisiones sobre la gestión de la cuarentena y la reactivación de sectores productivos, para encontrar un equilibrio entre «aplanar la curva» de contagiados y paliar la recesión económica. En China, Corea del Sur y otros países han implementado aplicaciones en teléfonos móviles para monitorear las personas contagiadas. En Colombia, recientemente la Ministra de las TIC presentó la aplicación CoronApp. Sin embargo, en democracia política, es urgente que el gobierno aclare cuáles son las medidas de privacidad y seguridad de los datos que se colectan.

Otros ejemplos son las cámaras de alta resolución y termómetros infrarrojos que miden la fiebre de posibles infectados; drones y robots para esterilizar hospitales, sitios públicos y medios de transporte; tele-asistencia sanitaria y plataformas en la nube con el historial clínico de personas recuperadas; computación de alto rendimiento con sistemas de Big Data e Inteligencia Artificial para comprender el coronavirus y obtener lo antes posible una vacuna.

Reinventar nuestra forma de vivir

La pausa global nos debe conducir a reflexionar sobre nuestra condición de «especie dominante» y el futuro de la Tierra: es necesario modificar nuestro comportamiento personal y colectivo en aras del bienestar general y el uso responsable de los recursos comunes. Nos esperan nuevos desafíos como civilización, es imprescindible un cambio de mentalidad y una transformación de nuestros modelos de existencia.

*Mauricio Trujillo Uribe fue Alto Consejero Distrital de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones para Bogotá e Ingeniero de Investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. Actualmente, es Consultor en temas de Ciudad Inteligente. Publica un blog de opinión, llamado agoradeldomingo.com.

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