La juventud y la vejez son conceptos relativos que van más allá de la edad cronológica. La juventud se caracteriza por la vitalidad y la capacidad de adaptación, mientras que la vejez puede ser una etapa de plenitud y realización, si se mantiene una actitud positiva y se cuida la salud. Hay personas que se sienten jóvenes a los 60 años y otras que se sienten viejas a los 30.

La juventud se asocia con vitalidad, energía, frescura, belleza, libertad, exploración y deseo de vivir experiencias nuevas. Es un período de aprendizaje, de crecimiento personal y profesional, de búsqueda de la identidad y del lugar en el mundo.

La vejez, por otro lado, se suele asociar con experiencia, sabiduría, madurez, calma, reflexión y la aceptación de la finitud de la vida. Es un período de cambios físicos y emocionales, de reencuentro con uno mismo. Pero también se asocia con vetustez, debilidad y/o anquilosamiento.

Hoy, ya no es raro encontrar convocatorias de becas o concursos para ‘jóvenes’ investigadores o artistas menores de 40 años (en 1985 el tope eran 30). A los 40 años, hace un siglo, se era viejo y ahora se es joven. Con algunas profesiones pasa igual. En los noventas, las modelos, p.e, se consideraban viejas cuando llegaban a los 29 años y salían de circulación profesional. Ahora, encontramos modelos de 50,70 o más. Por otro lado, para ser gerente de empresa se necesitaba tener experiencia y por lo general se llegaba a esos cargos después de los 40 años. Hoy encontramos gerentes de 28 y 30 años. Sin embargo, en contraste, sucede que cuando se pasa de cierta edad (50 años), se considera ‘viejo’ (edadismo) para desempeñarse en forma correcta, particularmente, en profesiones con avance tecnológico, algo no siempre comprobable en la realidad.

La salud física y mental: Las personas que se sienten saludables y activas tienden a sentirse más jóvenes que aquellas que tienen problemas de salud.

El estado emocional: La felicidad, la satisfacción con la vida y la positividad también pueden contribuir a sentirse más joven.

Las experiencias de vida: Las personas que han vivido muchas experiencias y han aprendido de ellas pueden sentirse más sabias y maduras, lo que puede asociarse con la vejez.

El contexto social y cultural: Las expectativas sociales sobre la edad varían según la cultura y la época. En algunas culturas, se considera que las personas mayores son más sabias y respetadas, mientras que en otras se les ve como menos útiles o improductivas.

Más allá de la edad cronológica, lo que realmente importa es la actitud que tenemos hacia la vida. Una persona puede ser joven de espíritu a cualquier edad, mientras que otra puede sentirse vieja y cansada aún siendo joven. Los clichés o prejuicios hacen parte de esa percepción: Canas y arrugas significan vejez. Piel tersa y lozana, juventud. Incluso la manera de vestirse genera discriminación. Pero no siempre coinciden con la realidad.

Ser positivo y mantener una buena actitud: Enfocarse en lo positivo de la vida, disfrutar de las pequeñas cosas y mantener una actitud abierta nos ayuda a sentirnos más jóvenes y llenos de energía.

Seguir aprendiendo y creciendo: La curiosidad y el deseo de aprender no tienen edad. Seguir aprendiendo cosas nuevas, desafiándose a uno mismo y saliendo de la zona de confort ayuda a mantenernos con mente joven.

Conectar con otras personas: Las relaciones sociales son importantes para la salud mental y emocional. Rodearse de personas positivas y que nos hagan sentir bien nos ayuda a sentirnos más jóvenes y conectados con la vida.

Cuidar la salud física y mental: Llevar una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y mantener una mente activa son esenciales para mantenernos jóvenes por dentro y por fuera.

Descubre tu propósito: Reflexiona sobre lo que te apasiona, tus valores y lo que quieres aportar al mundo. Encuentra un propósito que te motive y te dé dirección en la vida.

Cultiva relaciones significativas: Invierte tiempo en construir relaciones profundas y auténticas con tu familia, amigos y pareja.

Contribuye con tu comunidad: Busca maneras de ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor. Participa en actividades de voluntariado, dona a causas que te importen o simplemente ofrece tu ayuda a quien la necesite.

Disfruta del presente: No te quedes atascado en el pasado o te preocupes por el futuro. Aprende a vivir el presente con atención y a apreciar los pequeños momentos de la vida.

Sé agradecido: Practica la gratitud por las cosas buenas que tienes en tu vida. Enfócate en lo que tienes en lugar de en lo que te falta.

Charles Darwin: Tenía ya 50 años cuando publica “El Origen de las especies” en 1859, el libro que expuso la teoría de la evolución por la que es conocido hoy.

Toni Morrison: No fue hasta que cumplió los 40 cuando la autora estadounidense comenzó a escribir sus primeros libros. Hasta entonces, tenía un trabajo convencional y criaba sola a sus dos hijos. Luego, como sabemos, ganó el Premio Nobel en 1993, a los 62 años.

Grandma Moses: Comenzó a pintar a los 76 años, después de sufrir una artritis que le impedía realizar otras actividades. Sus obras se han expuesto en museos de todo el mundo.

Nelson Mandela: Pasó 27 años en prisión por luchar contra el apartheid en Sudáfrica. Tras su liberación, en 1990, se convirtió, a la edad de 76 años, en el primer presidente negro de Sudáfrica (1994-1999) y en un símbolo global de la lucha por la igualdad.

Mary Grueso Romero: Siendo maestra de escuela, comenzó a escribir cuando quedó viuda a la edad de 45 años, y publicó su primer libro a los 50. Es la referente obligada de poesía negra en Colombia con sus libros: El mar y tú; El otro yo que sí soy yo, poemas de amor; y Negra soy, entre otros.

Ruth Bader Ginsburg: Fue jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos hasta los 87 años. Convertida en ícono del movimiento feminista por su lucha legal por la igualdad de género.

Tao Porchon-Lynch: A los 98 años, era la profesora de yoga más longeva del mundo. Siguió enseñando yoga hasta su muerte a los 101 años.

¿A qué edad debes olvidarte de tus sueños?…¡NUNCA!

¿Cuándo se es demasiado viejo para hacer algo nuevo? ¡NUNCA!

La juventud y la vejez no son solo etapas de la vida, sino también estados de ánimo. La edad es solo un número, y lo que realmente importa es cómo nos sentimos y cómo vivimos la vida.

En definitiva, se es joven mientras se conserve la ilusión, la energía y la capacidad de reinventarse, y se es viejo solo cuando se pierde la curiosidad y la pasión por vivir.



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*Texto construido ‘a cuatro manos’ con IA

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