Acabamos de regresar de un viaje muy agradable y reparador. Este viaje ha sido de encuentros con amigos y familia, algo que nos debíamos con todos ellos. Ha sido también la oportunidad de volver a ciudades queridas sobre todo por los buenos recuerdos que teníamos en ellas: Londres, París y Roma fueron nuestros destinos principales, pero también otros lugares no menos interesantes y agradables como Pompeya y Nápoles o Etretat, de los que les iré contando en otros artículos. Hay algo muy importante que he entendido en este viaje: nada más relevante y motivador que las buenas compañías, entiéndase la familia y los buenos amigos, para disfrutar al máximo de los sitios que visitamos ¡y qué mejor si viven en esos lugares, porque nos permiten verlos con sus ojos y querencias!

Viajar siempre será placentero

Conocer otros lugares con todos sus atractivos: comidas, sociedades, costumbres, historia, arquitectura, paisajes… en fin, viajar siempre es una experiencia que enriquece, aun cuando esto represente dificultades o exigencias especiales para unos más que otros. No es lo mismo viajar por carretera o en avión; viajar por la costa o en el interior por ríos y selva; en terreno montañoso o en el desierto; viajar entre ciudades o en zonas arqueológicas… Todas las formas e intenciones de viaje son válidas y en algún momento de nuestras vidas vale la pena intentarlas.

Como muchos de ustedes, yo viajé con familia y con hijos pequeños y era muy divertido, aunque también implicaba responsabilidades y concesiones que, a veces, limitaban un disfrute completo.

En estos momentos de nuestras vidas (mayores de 60 y sin más responsabilidades que nosotros mismos) tenemos la oportunidad de hacerlo con toda la intención de disfrutarlo, sin tantas prevenciones. Bueno, algunos tendrán que cuidarse por tener limitaciones de algún tipo, pero eso no debería desmejorar su experiencia.

He tenido la oportunidad de viajar a otras partes del país y a otros países, y he podido encontrar ejemplos de personas apasionadas y divertidas en sillas de ruedas, con muletas o con condiciones especiales como ser vegetarianos o veganos, gordos, fumadores y no fumadores, diabéticos, con problemas cardíacos o respiratorios… Todos han encontrado su nicho y han podido disfrutar, a su manera, de sus viajes.

Digo esto porque todavía hay temores en algunos por esas ‘limitaciones’ que ahora ya no representan un problema para viajar, puesto que en casi todas partes encontramos facilidades para poder tener una experiencia diferente y placentera, más allá de esa condición especial que tengamos. Algunos sitios requieren una mayor preparación intelectual y/o física para poder disfrutarlos mejor; otros, con solo verlos y estar allí, ganamos la mejor experiencia sensorial y un gran recuerdo.

Estuve por ej. en Mont Saint Michel un monasterio medieval francés, construido en una pequeña colina, en una isla, con intrincadas calles empedradas y escaleras, todo un reto, aún para experimentados caminadores, pero que con algo de paciencia puede ser llamativa y disfrutable, considerando su arquitectura, su historia y su estética. Allí vi a personas mayores de 60 años, con bastón de apoyo, caminador y alguno en silla de ruedas, haciendo los recorridos lentos y algo fatigados, pero con la cara llena de admiración, fe y gusto por lo que veían, aprendían y sentían en este ambiente de religiosidad y arte.

Recuerdo también, haber visto en el Amazonas a personas contemporáneas venciendo temores por las historias de dificultad y riesgo de la vida en la selva, disfrutando los paseos por el gigantesco río y degustando con gran placer un plato de pirarucú o piraña, acompañado de jugos o preparados de frutos de la selva como el copoazú, camu camu o arazá, y caminando entre barrizales y grandes árboles para conocer cómo viven las comunidades indígenas de esa, aparentemente, inhóspita región. Historias parecidas podemos decir de otros sitios como Roma, Pompeya o el eje cafetero.

Envejecimiento saludable y activo

El envejecimiento activo es uno de los propósitos que se han propuesto algunos gobiernos responsables y entidades encargadas del mejoramiento de la calidad de vida de la población mayor, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Unión Europea, población que cada vez aumenta en el mundo. Por esto, si queremos tener ese bien-estar para disfrutar mejor la experiencia de envejecer, debemos tener como parte de nuestra cotidianidad, hacer ejercicio diariamente -de acuerdo a nuestros gustos y limitaciones-, alimentarnos de manera equilibrada y porciones pequeñas, así como jugar, compartir y socializar. Viajar hace parte de esa actividad y de estar saludable, puesto que nos permite movernos, caminar, subir, bajar, asolearnos, comer variado, relajarse, conocer otras culturas y personas… pero, sobre todo, llenarse de nuevos y bonitos recuerdos.

Museo D’Orsay, Paris

Viajar, así sea a un sitio cercano y por poco tiempo, siempre será una experiencia memorable. Por esto, queremos proponerles que viajemos, que salgamos a otros lados, que busquemos nuevas experiencias, que aprendamos cosas nuevas, eso permitirá que seamos más activos y saludables tanto física como mentalmente. Cada vez más vemos grupos de viajes que incluyen personas mayores con actitud, con motivación y con interés en salir a conocer y disfrutar. Por eso los invitamos a viajar, ¡este es el momento!

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*John Brian Cubaque Rey (1954) Editor de quintopiso.net, revista virtual dedicada al bienestar, respeto y empoderamiento de personas mayores de 50 años. Ex periodista gráfico de la revista Semana y de la Agencia Nacional de Noticias CIEP. Diseñador gráfico, especializado en diseño editorial y docente universitario.

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